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Manejo de suelos

La fertilización orgánica

La fertilización se centra en el agregado en superficie o incorporación en profundidad de los suelos, de materiales orgánicos sólidos o líquidos como son los abonos verdes, el compost, el vermicompost, los biofertilizantes líquidos y los complementos a base de preparados biológicos con micronutrientes que pueden ser aplicados también como fertilizantes orgánicos para pulverización foliar.

Los suelos con el agregado de estas diferentes fuentes de materia orgánica, mejoran su estructura y fertilidad. Aumentan el rango de friabilidad disminuyendo los límites de contracción permanente y aumentando los límites inferiores de plasticidad. La estabilidad de los agregados son mayores y la permeabilidad y acumulación de agua se acrecienta.

Los suelos según su evolución y capacidad de reacción pueden clasificarse en: Suelos Tipo I que son suelos empobrecidos que inducen enfermedades. Los llaman de esta manera porque tienen entre un 5 y un 20 % de microorganismos patogénicos. Ante el agregado de residuos frescos, con alto contenido de nitrógeno, inducen rápidamente a la aparición de enfermedades, son suelos que tienen malas características físicas.

Los suelos Tipo II son los suelos llamados represivos o supresivos.Ya se comienza  a ver en la colonización de aquellos microorganismos antagonistas, que son los que efectúan por si solos un control biológico natural. Son suelos que descomponen los residuos frescos agregados con facilidad y no dan lugar a la aparición de enfermedades. Tienen buenas características físicas.

Los suelos Tipo III son suelos simogénicos o simógenos en los cuales aparecen otros tipos de microorganismos, bacterias en general que pueden ser aerobias o anaerobias, que descomponen una amplia gama de residuos. Son suelos que se les puede poner residuos de origen animal, abonos verdes, incluso residuos de tipo cloacal, y ellos tienen facilidad para transformar esos compuestos en nutrientes para los cultivos.

Por último, en la transición final tenemos los suelos Tipo IV de alta capacidad de síntesis. El suelo por si mismo, ya constituido como orgánico tiene la capacidad para tener fijadores libres de nitrógeno ya sea de forma simbiótica o asimbiótica. Fijan incluso bióxido de carbono, forman moléculas más complejas que intervienen en la nutrición e incentivan el crecimiento de las plantas. Son suelos completamente equilibrados, en estructura, en nutrientes, en la cantidad de microorganismos. Es de esperar que cuando se plante sobre suelos de ese tipo no se encuentren problemas de ningún tipo y será un suelo realmente orgánico.

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